viernes, 25 de diciembre de 2009

LA VIRTUD DEL QUE ESCRIBE





LA VIRTUD DEL QUE ESCRIBE

La virtud del que escribe
se reduce a un punto de apoyo.
A un amor que lo sostiene cuando dice:
agua de polvo o aire de plumas.

El que escribe necesita amor para mover al mundo,
y el mundo confía en su corazón.
En el cálculo de los cuerpos en movimiento.
En la pasión con que sostiene una utopía.

En verdad, utopía, no es más que una palabra para
empujar,
y él empuja como quien debe trabajar mucho para beber
aire de plumas y agua de polvo.

Sólo para que el amor sea punto de apoyo
y el trabajo una apasionada virtud.

Ricardo Miguel Costa. Buenos Aires. Argentina

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